dissabte, 7 d’agost del 2010

Respuesta a Juan Soler, diputado autonómico por Madrid

Como muestra de lo que comentaba en mi anterior post (Ahí les duele) aquí dejo lo que un diputado de la comunidad de Madrid se permite escribir en su blog :

http://opinionenvanguardia.blogspot.com/2010/08/no-prohibiremos-la-sardana.html

Y esta es la respuesta que le he enviado por correo electrónico:

Señor Juan Soler,

El que le escribe además de modesto Blogger como usted, también es concejal por el PSC en el ayuntamiento de un pueblecito de poco más de tres mil habitantes situado a escasos 50 kilómetros de Barcelona.

Comparto pues con usted, salvando las muchas diferencias de orientación política y de ámbito, el dudoso honor de ser también un político. Y digo dudoso honor porqué entre los muchos casos de corrupción, que por cierto se dan también en las filas de su partido, y escritos como el de su blog, amén de otras vicisitudes, resulta que la gente está hasta las narices de los políticos, y de verdad que no me extraña.

Hombre, yo la verdad es que si quiere prohibir la sardana en la comunidad de Madrid tampoco creo que se vaya a unir el cielo con la tierra, pero quiero dejar constancia que la comparación que usted propone es del todo inadecuada. Prohibir la sardana en la comunidad de Madrid sería equivalente a prohibir el chotis en Cataluña, o a que en Galicia se prohibieran las sevillanas. Pero es que lo que ha pasado en Cataluña con las corridas de toros no tiene absolutamente nada que ver con la tontería que usted propone.

Y no me malinterprete, no quiero insinuar que sea usted tonto. Que se ha ido por los cerros de Úbeda, sí, que ha escrito un artículo claramente ofensivo para con Cataluña y los catalanes, también. Pero no por tonto, seguro, sino más bien por alguna especie de aversión irracional hacia lo catalán.

Mire, la sardana puede ser aburrida para usted y para un buen número de catalanes, pero de ahí a escribir en su blog que lo es y que mata de aburrimiento, media un abismo. Sinceramente me parece una broma de muy mal gusto. Es como si yo le dijese que el chotis refleja una chulería barata fruto de una sociedad carente de valores más altos. Y conste que aunque lo haya escrito, ni lo pienso ni me atrevería a ser tan descortés con el pueblo de Madrid. Solo lo cito a modo de ejemplo para que se de usted cuenta de lo inapropiado y desafortunado de su aseveración.

En Cataluña no se ha prohibido la fiesta nacional de España, no señor. Las corridas de toros tal vez fueron una fiesta popular y de gran arraigo en nuestra sociedad hace muchos años, pero le aseguro que eso ya pasó a la historia. Entendería que me dijese que la fiesta nacional de España es el fútbol, o el baloncesto, incluso las carreras de formula 1, pero las corridas de toros, venga hombre, es que no se lee usted las estadísticas.

A lo mejor a usted le gusta y enorgullece que se identifique a España con las corridas de toros. A usted y a unos cuantos más, sobre todo a los toreros, ganaderos y a cuantos sacan tajada del espectáculo, pero debe usted saber que una gran parte de la sociedad aborrece ya ese tópico, y hay quien incluso siente verdadera vergüenza por ello.

En Cataluña se ha prohibido una actividad por el hecho de ser considerada éticamente reprobable. Se ha prohibido una actividad que de ninguna manera puede ser considerada como una fiesta. Una fiesta es una actividad alegre, y el sufrimiento de un animal no puede generar alegría a personas normales. Y tampoco me malinterprete. No quiero decir que todo aficionado a las corridas sea una persona anormal, no. Lo que quiero transmitirle es que la inmensa mayoría de los que disfrutan con ese espectáculo, lo hacen ajenos al sufrimiento del animal, lo hacen centrándose en la liturgia del toreo. Pero es que una buena parte de la sociedad catalana tenemos una sana sensibilidad que nos impide gozar con el arte del torero porqué no pasamos de ver a un animal masacrado y torturado.

Los políticos tan solo han tomado buena nota de ese sentir social. De este modo una mayoría de ellos, concretamente la mayoría absoluta del parlamento catalán, han concluido tras escuchar las magníficas intervenciones que tuvieron lugar durante las comparecencias, que en los tiempos que corren no es de recibo permitir ese tipo de espectáculos. Del mismo modo que muchos ayuntamientos, incluidos los de las cuatro capitales de provincia, han considerado oportuno vetar a los circos que usan animales en sus espectáculos, por considerar indigno de una sociedad moderna y respetuosa con los animales ese tipo de espectáculos que conllevan el sufrimiento y esclavitud de unos animales que no merecen vivir así.

El antiespañolismo de que nos acusa no existe. Es una retórica ya habitual entre las filas del PP, es moneda habitual de las intervenciones de sus cargos electos fuera y dentro de Cataluña. Tienen especial interés en enfrentar a la sociedad y enfrentar a las comunidades. Me da mucha pena esta forma de proceder, y no dudo que les servirá para afianzar una parte de su electorado, que disfruta con estas confrontaciones, pero también deben tener claro que les invalidará para recibir el voto de muchas personas que están hastiadas de este discurso. Yo tengo muy buenos amigos en muchas autonomías españolas, personas que aborrecen este discurso confrontador.

Dado que por lo visto usted reflexiona desde una actitud cultural y cosmopolita y no identitaria y aldeana, debo suponer que me considera usted aldeano y nada cosmopolita por aborrecer las corridas de toros y todo espectáculo que conlleve o implique sufrimiento de un ser vivo. Seguramente seré a sus ojos un provinciano más, como les gustaba llamar antaño a todo aquél que no vivía en Madrid, en la capital del reino. Pero créame, los tiempos avanzan que da gusto.

Cita usted a unos cuantos ilustres aficionados a las corridas, ¿Cuántos quiere que le cite yo totalmente contrarios a ellas?. Ya estamos con los tópicos. Se citan cuatro nombres ilustres y ya está, como por arte de magia una actividad ya tiene toda la cultura del mundo. De verdad que pena que se perdiese usted las comparecencias ante el Parlament. Ya solo le falta esgrimir el tópico por antonomasia, decir que el toro no sufre.

En fin señor Soler, dicho sea con todos mis respetos, con escritos como el suyo vamos apañados. ¡Viva la confrontación estéril!, ¡viva la buena educación!, y ¡viva la ofensa gratuita!.

Carles Marco
Regidor PSC ajuntament Sant Cebrià de Vallalta

dijous, 5 d’agost del 2010

Ahí les duele!

Estamos asistiendo impávidos a una cantidad ingente de noticias y artículos de opinión, tanto en la prensa escrita como en la televisión, en que se ataca a Catalunya y a los políticos catalanes por haber aprobado la modificación legislativa que prohibirá las corridas de toros a partir de 2012.

Es imposible reflejar la ingente cantidad de barbaridades y aspavientos airados que se están vertiendo en los medios, pero sirva como muestra lo que un torero como Curro Romero es capaz de decir públicamente en el periódico ABC: “Esto ha sido un atentado diabólico para la libertad”.“Esto nace de unos ignorantes y la ignorancia es muy atrevida. Esto es de gente con la mente muy retorcida, gente que, además, de sensibilidad están cero total. Y eso es grave. La sensibilidad es una característica básica del ser humano”.

Yo no sé hasta que punto toda esta gente que hace declaraciones públicas de este tipo son conscientes de lo que están diciendo, pero en general me parece extremadamente grave lo que están haciendo, me parece una seria irresponsabilidad.

Y lo es tanto en cuanto no cesan en su empeño de cuestionar y deslegitimar la decisión de un Parlamento legalmente constituido, democrático y libre. Libre para legislar en materia de espectáculos. Democrático en tanto que surgido de la voluntad del pueblo catalán reflejada en las urnas. Y tan legal como pueda ser el congreso de los diputados o el senado de España.

En realidad sea cual fuere la motivación que ha llevado al Parlament a la prohibición de las corridas de toros, esta es legítima y respetable. Tanto si es por una cuestión ética o por una cuestión estética. Tanto si es por rechazo del sufrimiento público de un animal, como por un intento de diferenciación de la sociedad catalana. ¿Qué más da?, la legitimidad de la decisión es la misma.

El PP ha contribuido sobremanera en ese intento de deslegitimación, intentando que el estado legisle para dejar sin efecto la modificación de la ley. Es una vergüenza. El PP está constantemente atentando contra las decisiones que no son de su gusto. Está permanentemente usando y abusando del Tribunal Constitucional, del Parlamento Español e incluso del Tribunal de Garantías Estatutarias catalán. Usa y abusa de las instituciones para intentar que unos y otros desdigan las decisiones soberanas del pueblo catalán.

Desde los ámbitos más taurinos de la sociedad no se quedan cortos. A la salida del Parlament, el día en que se aprobó la modificación legislativa, un grupúsculo de aficionados taurinos, y algún torero que por la tarde se dedicó a destrozar un local de ERC en el eixample Barcelonés, no paraban de gritar y vociferar llamando dictadores a los políticos catalanes. Es decir, que cuando un Parlamento aprueba una ley que no te gusta, deja de ser un estamento democrático para convertirse en un grupo de dictadores. Al final va a resultar que lo de la democracia lo hemos soñado, porqué entre prohibiciones de un tipo y de otro, seguro que no encontramos a nadie que no se sienta afectado y disgustado por alguna de ellas.

Para acabarlo de arreglar, famosos, famosillos, y personajes diversos, se dedican a desautorizar la decisión del Parlament. Unos tildan la decisión de atentado a la libertad, otros de intento de separatismo, hay quien incluso se refiere al hecho de la prohibición como un cáncer que se puede ir extendiendo, y hay quién ya en el colmo de la sinrazón exclama un “a la mierda los catalanes”.

Pero más allá de cualquier otra consideración hay un hecho irrefutable. El Parlament ha seguido un trámite ejemplar. Admitió a trámite una Iniciativa Legislativa Popular amparada por casi cuatro veces las firmas requeridas. En comisión se llevaron a cabo unas comparecencias que han sido un ejemplo de educación, corrección, y argumentación. Y finalmente votó públicamente y a cara descubierta.

Les duele el fin de las corridas en Cataluña, pero más allá del poco negocio que se va a perder, más allá de los 108 toros anuales que dejaran de sufrir públicamente, lo que les duele es la regañina moral. Les duele que algo que para ellos es arte y cultura, y no sé cuantas cosas más, en Cataluña pase a ser algo indeseable, algo prohibido por ley. Sí, les duele porqué las leyes tienen un importante componente pedagógico para la sociedad. Les duele que su afición sea considerada en Cataluña una abominación.

Han perdido reiteradamente el debate. Nada, absolutamente nada de lo que han ido esgrimiendo, ha servido para convencer de la bondad del mantenimiento de la fiesta. Ni la tradición, ni la supuesta cultura, ni el arte, siempre tan subjetivo, ni los beneficios económicos, ni ese constante alegato a la libertad con esa frase vacía y carente de sentido de “prohibido prohibir” como sonata de fondo, han podido contra la fuerza de la ética, contra ese convencimiento racional de que una fiesta no puede basarse en el sufrimiento de un ser vivo.

Ahí les duele. Les duele la proyección internacional de este fin de fiesta. Les duele el profundo debate social que se ha suscitado. Les duele porqué hasta ahora nadie, salvo lo que ellos consideraban una panda de animalistas sin soporte social, se había atrevido a poner en tela de juicio su negocio o su diversión. Y les duele porque realmente esto ya es imparable. El debate ha llegado a lo más profundo de la sociedad. Gracias a esta ILP miles de ciudadanos ajenos por completo a la fiesta han tomado partido, y muchos lo han hecho en favor del toro, en favor de esa humanidad que se nos atribuye y que no deja de ser una carga de responsabilidad para con el resto de seres vivos. Porqué ser la especie más evolucionada no nos da patente de Corso para usar y abusar del resto del mundo animal.

Seguiremos pues mucho tiempo oyendo hablar del tema. Cataluña es y será ejemplo para unos, y objeto de odio desmesurado y ciego para otros. Seguirán diciendo que lo que aquí pasó es fruto del independentismo catalán, de las ganas de diferenciarse del resto de España, como si Canarias, con los toros prohibidos desde hace muchos años, fuese una mera provincia catalana.

Me parece simplemente vergonzoso todo cuanto estoy leyendo y escuchando estos días. Es como la pataleta de un niño mal educado y mal criado a quien han quitado un juguete. Sinceramente con el nivel de las declaraciones en favor de los toros y en contra de Cataluña que me están llegando, no me cabe duda que el poderoso lobby taurino está quedando bien retratado. Resulta que ni siquiera la ley que establece cuotas de pantalla al 50% para el catalán en los cines, ha levantado ni una cuarta parte de polvareda, aunque ello implique que determinadas películas nos lleguen solo en V.O. inglesa.

¿Cuál es entonces el problema con los toros?, ¿por qué afecta tanto la pérdida de 18 corridas en Barcelona? Sin duda es por el ejemplo, por la posibilidad de que esto pase en otras comunidades. Ahí les duele. No es un problema catalán, es un debate internacional. La tauromaquia se siente tocada de muerte. La sociedad cambió y ellos ni siquiera se dieron cuenta.

Carles Marco